martes, 24 de noviembre de 2009

La muerte de la verdad.


Casi toda la cultura occidental fue una vez guiada por la verdad inmutable de Dios. En las Escrituras Dios reveló a la humanidad que hay ciertas verdades absolutas, quiero decir, que son verdaderas para todas las personas, en todo lugar, y por todos los tiempos.
Por varios milenios, nuestras leyes fueron establecidas de acuerdo a los patrones de Dios. Nuestra moralidad era juzgada de acuerdo a sus requerimientos. Pero éste ya no es el caso. Con pocas excepciones, ahora establecemos nuestras propias medidas y juzgamos la moralidad de acuerdo a un concepto mucho más flexible de la verdad, uno que sugiere que no hay absolutos, que toda la verdad es relativa y subjetiva; el bien y el mal difieren de persona a persona y de cultura a cultura. Esto se refleja en las declaraciones que oímos a menudo como:

“¡Nadie tiene derecho a decirme lo que es bueno o malo!”
“No puedo decirte lo que es bueno o malo, tú debes decidirlo por ti mismo”.
“Es malo que usted imponga su moral sobre otra persona”.
“Tengo el derecho a hacer lo que desee mientras que no dañe a nadie más”.
“Tienes que hacer lo que creas que es bueno”
“Esos serán los valores morales que tus padres te enseñaron, pero mis padres me enseñaron algo diferente”.
“Mira... esa es tu opinión”.

El resultado, por supuesto, es la muerte de la verdad. La verdad ya no existe como una realidad objetiva en el mundo de la nueva tolerancia, lo que quiere decir, a su vez, que la moral también ha muerto.

Valentía, Honor, Integridad. Reverencia, Respeto, Civismo. Humildad, Generosidad, Compasión. Si usted es como la mayoría de los cristianos, deseará ser conocido por estos tipos de cualidades. Y si es como la mayoría de los padres, pastores o maestros cristianos, deseará desesperadamente transmitir estas cualidades a sus niños, iglesia o estudiantes. Pero, ¿sabe por qué parece tan difícil en estos días pasar tales valores morales a la próxima generación? Porque tales conceptos no tienen significado en una cultura dominada por la nueva tolerancia.
No solamente el amanecer de la nueva tolerancia señala la muerte de la verdad, sino que también resuena un toque mortal para la justicia. Como la verdad, la justicia solía ser una virtud dominante en nuestra cultura occidental. Pero la justicia y la nueva tolerancia no pueden coexistir porque son antitéticas una de la otra.
Otra implicación de la nueva tolerancia es la pérdida de la convicción. La nueva tolerancia no sólo está haciendo “zombies morales”, de los políticos e intelectuales, sino que está creando una generación que no puede ni desea defender la fe cristiana y vivir una vida definida por las convicciones cristianas.
En una cultura donde la nueva tolerancia reina, usted y sus hijos serán presionados cada día con más frecuencia para que mantengan su fe callada... y le harán sentir inferior a causa de su fe. Se le requerirá a usted y a sus hijos que mantengan “su moral” como algo privado. A usted y sus hijos se les despedirá de ser jurados en un juicio y se les prohibirá participar en los asuntos públicos porque sus opiniones, como están influidas por la religión, estarán “prejuiciados”.
Bajo el escudo de la nueva tolerancia, nuestra sociedad ha creado un nuevo derecho civil: el derecho a no ser ofendido, ni siquiera a tener que escuchar declaraciones acerca de la verdad.
Este artículo ha sido tomado del libro:

La nueva tolerancia
por Josh McDowell y Bob Hostetler
ISBN 078990604X

No hay comentarios: